Hace algunos años no se pensaba que la felicidad y el trabajo podrían ser conceptos relacionados. Las personas, en su mayoría, percibían el trabajo como un deber y no importaba mucho si era un lugar en el cual se sentían realizados o contentos, lo importante era recibir la remuneración para poder vivir, ahorrar y eventualmente poder dejar de trabajar para finalmente ser felices y disfrutar de la vida.
Con el paso del tiempo, esta idea ha evolucionado y la temática de la felicidad en el trabajo ha ido adquiriendo cada vez más valor. La percepción sobre el trabajo trasciende el deber para conectarse con conceptos como vocación, sentido y propósito, convirtiéndose en un medio para alcanzar las metas, desarrollar nuevas habilidades y poder ser concebido como un lugar en el que la felicidad es posible y trae consigo múltiples beneficios tanto para los colaboradores, como para las empresas que han apostado por ella.